José Cano García

El día 30 de marzo de 1935 nací en un pueblo de la provincia de Albacete llamado Tarazona de la Mancha. Los primeros recuerdos de mi niñez  no fueron felices, pues terminada la guerra civil la dictadura de Franco encarceló a mis padres Jerónimo Cano Moya y Silvina García Garrido. La situación familiar fue dramática al quedar con solo 4 años al cuidado de mis dos hermanas, poco mayor que yo, y un hermano que con 17 años se fue voluntario al frente para combatir al lado de los que defendieron la Republica. Terminada la guerra civil  mi hermano Antonio hizo el servicio militar del que salió en muy malas condiciones físicas de las que nunca se recuperó. Al ser el más pequeño fui recogido por unos familiares que tenían mejores condiciones económicas. Con ellos permanecí hasta que mis padres fueron puestos en libertad. en 1941.

En el año 1946 mi hermano fue detenido, entre otros, por pertenecer al PCE  (Partido Comunista de España). Yo tenia 11 años y en mi memoria quedó grabado el recuerdo de un camión lleno de hombres, expuestos en la plaza pública, para ser conducidos a la cárcel Modelo de Albacete y posteriormente a la de Valencia. Mi hermano ha sido para mi el referente durante toda mi vida por sus valores morales, éticos y altruistas. En 1948 fue puesto en libertad dedicándose de forma gratuita a enseñar a varios jóvenes los conocimientos más elementales, una vez terminado el horario comercial en la tienda que había montado con su mujer y que tuvieron que cerrar porque el crédito que concedía a los vecinos le fue imposible recuperarlo por las pésimas condiciones económicas por las que pasaban las familias. Finalmente tuvo que emigrar a Barcelona con su mujer y sus dos hijas en donde murió en 1.971 con 52 años sin haber conocido la libertad por la que luchó toda su vida. Hasta el final de sus días militó en las filas del PSUC.

Con 11 años tuve que abandonar la escuela. Con 12 años comencé a trabajar en un taller metalúrgico de aprendiz. A los 15 años cambié de trabajo sufriendo la explotación infantil, los bajos salarios, los malos tratos y sin contrato lo cual denuncié en la inspección de trabajo sin que el sindicato vertical moviera un solo dedo para defenderme. Fue mi primer acto de rebeldía sindical consiguiendo que me dieran de alta en la S. Social.

A principio de 1958 muere mi madre y en el mes de julio, con una de mis hermanas, me traslado a casa de mi hermano en Cornella de Llobregat, el cual me aconsejó que me quedara dada la falta de perspectivas de trabajo en mi pueblo.

Mi incorporación a la empresa Matacas de Sant Feliu de Llobregat ocurre en agosto de 1958, con 23 años. Se dedicaba a la fabricación de motores y tenia una plantilla de 500 trabajadores, la gran mayoría inmigrantes con un espíritu rebelde y solidario y con una representación sindical seleccionada por la empresa y el sindicato vertical. A partir de ese momento empecé a tener conciencia de clase junto a otros compañeros más veteranos como Jaime Riera, Asensio Martínez (PSUC) y Rafael Chicano  PSUC, entre otros. Fuimos de los primeros que realizamos asambleas de trabajadores en la puerta de la empresa antes de iniciar nuestra jornada laboral, en donde se discutían las reivindicaciones del personal. En realidad, sin saberlo, estábamos creando las bases de un nuevo estilo sindical en donde los trabajadores participaban democráticamente, dada la inoperancia del sindicato vertical impuesto a los trabajadores por la dictadura. En 1959 realizamos un paro de una hora por la prima de actividad en el que los trabajadores permanecimos en silencio. Fue la primera acción creando con ello una fuerte unidad obrera que sería la tónica a seguir cada vez que teníamos reivindicaciones puntuales.

En 1963, ante una timida apertura sindical de cara al exterior iniciada por José Solís Ruiz (Ministro de relaciones sindicales perteneciente a Falange), los trabajadores de Matacas me eligieron jurado de empresa junto a otros compañeros algunos del PSUC,  con lo cual se inició un tímido proceso de infiltración en la CNS. Por primera vez los candidatos impuestos por la empresa salieron derrotados. Posteriormente salí elegido Presidente de la Junta Social del metal de Sant Feliú de Llobregat lo que permitió el contacto con otros representantes sindicales de otras empresas.

Pero el impulso de reconstrucción del nuevo movimiento obrero se fue cimentando en las reuniones celebradas en la Iglesia de Almeda de Cornella. En 1965 se constituyeron las CC.OO. del Baix Llobregat que tomaron formas organizativas con la elección de la Coordinadora de la cual formé parte junto a otros compañeros como A.García de Siemens (PSUC), A. González (PSUC), F. Ruiz de Cerdan (PSUC), J. Estrada de Pirelli (ACO), A. Plata de Roca (PSUC fallecido). J. Vázquez de Siemens (PSUC), J. Fuentes de Pirelli (PSUC fallecido), V. Lizano de Almirall (PSUC) y F. Arias (HOAC), entre otros.

En febrero de 1965 fui detenido de madrugada en mi casa por la BPS y trasladado a la JSPB. Como consecuencia de las torturas que me aplicaron en los interrogatorios tuve que permanecer varios días en cama sin poder hacer movimiento alguno al tener dos costillas fracturadas y el cuerpo lleno de hematomas. Tardé dos meses en poder incorporarme al trabajo.

En las elecciones sindicales de septiembre de 1966 nuevamente los trabajadores de Matacas me eligieron para formar parte en la representación del jurado de empresa. Ostenté la Presidencia del ramo del metal en Sant Feliu y salí elegido Vocal Provincial del ramo del metal, en representación de la comarca, junto a F. Ruiz, A. García y V. Lizano. La estrategia de infiltración en la CNS, propugnada por las CC.OO., representó un éxito para el movimiento obrero de la comarca, pues la representación sindical en las principales empresas y localidades fue ocupada por hombres y mujeres de CC.OO. y por centenares de trabajadores con un marcado carácter antiverticalista. De esta forma Sant Feliu fue un referente sindical de lucha en donde Felipe Alcántara de Hispano Suiza (fallecido) y Vicente París de Hunter Douglas, entre otros, jugaron un destacado papel.

Esta fuerza sindical que alternaba con inteligencia la lucha legal con la extralegal fue decisiva para abordar la negociación colectiva tanto en el ámbito de empresa como comarcal y fue uno de los principales factores, junto a la solidaridad ante la represión patronal y policial, del desarrollo y consolidación del nuevo movimiento obrero compuesto mayoritariamente por trabajadores provenientes de la inmigración.

Desde 1965 formé parte de la comisiones deliberadoras  que tenían que negociar con la patronal los convenios colectivos del metal en el ámbito comarcal y provincial. Fue en la negociación del convenio comarcal de 1974 y la solidaridad con las empresas Elsa y Solvay lo que determinó la primera huelga general de la comarca, convocada por los representantes sindicales desde las mismas entrañas del sindicato vertical. La huelga duró varios días en donde se consiguieron importantes mejoras salariales y una reducción de 112 horas de trabajo al año y 10 días más de vacaciones así como la readmisión de todos los despedidos

En diciembre de 1974 fui detenido y encarcelado, junto a otros 23 compañeros, como consecuencia de la convocatoria de un paro general de 24 horas como protesta por la carestía de la vida. Estas detenciones provocaron que 30.000 trabajadores salieran a la calle exigiendo la libertad de los detenidos. El paro con un marcado carácter político contra el gobierno de Franco se convirtió en la segunda huelga general de la comarca. Las navidades las pasamos en casa.

El grado de organización, el control del sindicato vertical en la comarca y la madurez del movimiento obrero y sindical determinaron que los representantes sindicales se dotaran de formas originales de control y coordinación con la constitución de la Intersindical cuyos componentes fueron: Juan Ramos, José Cano, Carles Navales, Pere Caldas y Emilio Guerrero, todos ellos del PSUC. En una asamblea de 1200 cargos sindicales se tomó el acuerdo solidario de la tercera huelga general ante la dramática situación de los despidos de los trabajadores de Laforsa. La huelga terminó con el triunfo del movimiento obrero y la readmisión de todos los despedidos.

En las elecciones municipales de abril de 1979, ya en democracia, el PSUC obtuvo la mayoría absoluta en Cornella. Fui concejal durante varios meses pero tuve que dimitir para reintegrarme a la empresa Matacas ante la grave situación de crisis que atravesaba. Junto al comité de empresa y el resto de trabajadores logramos  que al cierre  de la misma se nos incorporara a toda la plantilla a la empresa Pegaso que entonces era empresa pública.

En calidad de liberado fui Secretario General del ramo del metal en Catalunya hasta el año 1985. Me incorporé de nuevo a la empresa formando parte del comité hasta que en 1988, con 53 años, pasé a la prejubilación. En esta situación me incorporo a la Federación de PP.JJ. de CC.OO. formando parte de la dirección tanto en el ámbito de Catalunya como Estatal.

Con este testimonio quiero recordar a todos los compañeros que padecieron la represión patronal y policial, las torturas y encarcelamientos y lucharon por la libertad sindical y la democracia. Algunos ya fallecidos y otros de edad avanzada. Todos ellos merecen ser reconocidos en la memoria histórica. A nuestras mujeres que han soportado durante muchos años los sobresaltos de la dictadura franquista y que sin su apoyo y comprensión nuestra actividad de lucha antifranquista habría resultado aún más difícil.     

En la actualidad continuo afiliado a CC.OO. y al PSUC partido en el que ingresé en el año 1962. Mi vida como la de otros muchos siempre ha estado presente en la defensa de los intereses de la clase trabajadora en la que hemos corrido riesgos bajo la tiranía de la dictadura franquista, practicando un sindicalismo de clase que cimentó lo que hoy en día es el sindicato de CC.OO.